Compremetidos con Cristo
Pasamos la vida siempre en una completa, “contemplación”, como si lo “normal” sea seguir viviendo sin ver mas allá.
Algunos nos dedicamos a servir en nuestras comunidades de una u otra manera. Otros simplemente, se dedican a ser servidos sin siquiera medir esa “necesidad”. ¿En cual estas tú?
Ser laico, para muchos significa dedicarse a la completa entrega del “no compromiso”, difícil tarea para quienes, comprometiendo su vida, intentan llevar a ellos, esa necesidad de estar cerca de Dios. Todos perseguimos algo para nuestra vida, lo conseguimos cuando dejando a un lado bienestar, tranquilidad, descanso, podemos disfrutar de aquello por lo que hemos luchado. El compromiso del seguidor de Cristo, debe estar por encima de todo arrebato de paz. El trabajo debe ser el único requisito para quien desea hacer lo que aquel hombre de Nazaret, un día nos llamo a llevar a cabo: “Establecer el Reino de Dios”
Un nuevo orden, donde la paz sea siempre la norma de vida que determine los caminos de la iglesia. El amor a Dios y al prójimo como a si mismo, regla determinante en la obra salvadora de Jesús, debe ser también para nosotros el mismo modo de vida para alcanzar la salvación. Quizá la incomprensión, que muchos de nosotros recibimos de parte de quien no logra comprender esta obra, haga que pronto abandonemos esta empresa.
El Papa Juan Pablo II, decía de Jesús cuando se acercaba el Viernes Santo; llevo la voluntad del Padre hasta cumplir <<"el peso de aquella hora, en la que el Siervo de Yahvé ha de cumplir la profecía de Isaías, pronunciando su “SI”>>.
Contrasta con mucho lo que nosotros podamos decir y decidir. La palabra “SI”, encierra tantas conjeturas. La santísima Madre de Jesús, María, lo dijo en aquella conversación con el ángel del Señor, al recibir la noticia de que sería la Madre del Redentor. No vaciló en su respuesta "He aquí la esclava del Señor hágase en mi según tu palabra” (Lucas 1- 38). Lo dijeron los discípulos al aceptar a Jesús y seguirlo, lo dijo el ciego sanado por Jesús “Si creo”.
SI, CREO, SOY, están entretejidas desde el mismo punto de nuestro amor a Jesús. No pueden ir separadas, no deben entre mezclarse sin conjugarse.
“SI” sin pronunciar el “CREO”, siempre será incompleto, por la falta de compromiso y/o conciencia de lo que se esta diciendo.
“CREO” sin el “SI”, para muchos es fe, pero, ¿que hay de la fe sin el compromiso?
“SOY” - es por designio de nuestro Padre, inseparable del “SI” y “CREO”.
Tres palabras que por si solas reúnen el todo del verdadero compromiso con la obra de Dios. Amor, confianza, esfuerzo, alegría, sacrificio, renuncia, humildad, humanidad, dolor, pasión, entrega, compromiso.
“SI” – Para ser el instrumento de tu amor
“CREO” – Para llenarme de la fortaleza necesaria para ser parte de un plan, que necesita de mi entrega completa, sin esperar ni recibir recompensa de nada.
“SOY” – Para seguir entregándome por completo y ser morada de Él, y permitir que Él siga siendo en mi, de la misma forma misteriosa que eligió SER.
Oración:
Ayúdame Señor, para no permitir que el desgano y la desesperación, me lleven a claudicar en este servicio que he decidido seguir, por amor a ti. Permíteme seguir diciendo constantemente SI, CREO y SOY, y con esto llevar acabo el plan que me has dado. Dale fortaleza a mi alma, para no desfallecer en el camino. Dame las palabras necesarias que puedan llegar a los corazones de quien me escucha. Pero sobre todo, dame amor, para enfrentar con alegría, el dolor de la cruz que he decidido llevar junto a ti. Amén
Jesus Dominguez Reyes
MMC Vox Christi.
Monterrey, N. L. México.
(extractos de http://pensandocosas.blogspot.com y documentos afines)
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