viernes, 23 de julio de 2010

comentarios y cantos 17 domingo ordinario 25/7/2010

1ª Lectura Génesis 18,20-23


¿No le comunicare a Abraham lo que voy a hacer? Al hacernos amigos suyos, Dios nos confía una responsabilidad sobre el mundo. Como la amistad que existe entre hombres, la amistad con Dios significa compartir todo. Dios nos enseña a pensar como el y actuar con el, y nos invita a pedir.
No pensemos que con mucho insistir en la oración conseguiremos de Dios lo que el no quiere darnos, porque no nos conviene. Pero la gusta que sepamos luchar e insistir para lograr lo que el mismo quiere dar en su misericordia. No quiere imponerlo en forma unilateral, sino darlo al que sabe desearlo de la misma manera que el lo desea: Yo no quiero que el impío muera, sino que cambie su mala conducta y viva (Ez 33,11).
Se que es una osadía de mi parte hablar así a mi Señor (v 27). Esta osadía de Abraham, que empieza a regatear con mucha discreción y firmeza, demuestra su fe. El anciano discute con Dios de la misma manera que lo haría con un amigo al concluir algún negocio. Nótese como Abraham sigue sentado mientras el Señor esta de pie ante el. Este trato tan sencillo pareció falta de respeto a los que ulteriormente leyeron la Biblia; entonces cambiaron la frase: "Abraham estaba de pie para conversar con Yave sentado". Pero, también Jesús dijo que atendería a sus fieles servidores como un sirviente a sus señores (Lc 12,37).


2ª Lectura Colosenses 2, 12-14


Pablo no quiere que los colosenses se crean obligados a hacerse circuncidar y vivir según la ley de Moisés. Porque el, que estaba circuncidado y había vivido bajo la ley, sabia por experiencia que eso no lo había salvado. No basta quitarse un trocito de piel por la circuncisión: hay que sacarse de encima todo el cuerpo carnal. Esto según Pablo, no quiere decir matarse, pero si hacer morir en si mismo el egoísmo y la mezquindad, la codicia, la excesiva confianza en si mismo, todo en lo que cunde el pecado. Hay un gesto que para los cristianos reemplaza la circuncisión y significa la muerte del cuerpo carnal: El Bautismo. Uno ahoga al pecador que lleva en si y sale del agua, "resucita" con Cristo. Claro esta que dicha muerte y resurrección se cumple definitivamente si uno vive y muere en conformidad con lo que representa el bautismo.
Hoy tenemos en el mundo un gran porcentaje de bautizados; pero, de hecho, el bautismo no cambia cosa alguna en su vida. El cristiano por regla general, no pertenece a ninguna comunidad renovadora. La hace falta todavía el despertar, el cambio profundo; fue bautizado, pero no resucito.
Cancelo nuestra deuda (v 14). En la carne crucificada de Jesús se acabo la tiranía de las fuerzas del mal; fueron burladas, porque la violencia agotaba sus recursos contra quien se negaba a responder por la violencia.
La ley se volvió inútil (ver en Rom. 6 y 7).
El sacrificio de Cristo abre nuevos tiempos en que los hombres se van a liberar de todo lo que pesa sobre su destino (Gal. 4,3).


Evangelio Lucas 11, 1-13

LA ORACIÓN

Jesús nos invita a pedir con perseverancia, sin cansarnos nunca, sino mas bien "como cansando a Dios". No siempre nos dará Dios lo que pedimos y en la forma que lo pedimos, ya que no sabemos lo que nos conviene. Pero, nos dará espíritu santo, es decir, una visión mas clara de su voluntad y al mismo tiempo, animo para cumplirla.
Al que llama se le abrirá la puerta. Como comentario de esta frase, ponemos a continuación una pagina del Padre Molinie:
(Si Dios no abre de inmediato, no es porque le guste hacernos esperar. Si debemos perseverar en la oración, no es porque sea necesario un numero determinado de invocaciones, sino porque se requiere cierta calidad, cierto tono de oración. Si fuéramos capaces de presentarla de entrada, seria inmediatamente escuchada.
La oración es el gemido del Espíritu Santo en nosotros, como lo dice Pablo. Pero la repetición es necesaria para que este gemido se haga un camino en nuestro corazón de piedra, lo mismo que la gotera desgasta las rocas mas duras. Con repetir perseverantemente el Padre Nuestro o el Ave María, podemos esperar que alcanzaremos algún día a rezarlo en un tono tal que se armonice perfectamente con el deseo de Dios. El mismo esta esperando este gemido, que es el unico que puede conmoverlo, porque, en realidad, salio de su propio corazón.
Mientras no hayamos alcanzado a tocar esta nota, o, mas bien, a extraerla de nosotros, Dios no puede ser vencido. No porque Dios se defienda, sino porque el es pura ternura y fluidez, y mientras no exista algo semejante en nosotros, la corriente no pasa entre el y nosotros. El hombre se cansa orando, pero, si persevera en vez de desanimarse, depondrá poco a poco su soberbia hasta que, agotado y vencido, consiga mucho mas de lo que hubiera podido desear).

LAS SUPLICAS.---LOS SANTOS

Jesús nos invita a pedir con perseverancia. No para que Dios consienta a nuestros deseos, sino para que entremos mejor en sus pensamientos y deseos. La petición perseverante deja de ser egoísta y se vuelve oración, o sea, nos eleva y acerca a Dios.
Jesús no habla de pedir a los santos. Porque muy a menudo, el que pide a los santos toma el camino inverso de la oración verdadera. Lo que le interesa no es descubrir la misericordia de Dios, sino conseguir tal o cual favor. Poco le importa a quien se dirige, con tal de que encuentre un distribuidor eficaz y automático de beneficios. Entonces empieza la cacería de los santos, de los santuarios y de las devociones.
La Iglesia es una familia. Lo mismo que pedimos a nuestros amigos que recen por nosotros, así también conviene dirigirnos a nuestros hermanos los santos. Nadie podrá criticar si, a veces, demostramos confianza en su intercesión. Esta suplica a los santos, sin embargo, no puede confundirse con la petición perseverante que nos hace entrar en el misterio de Dios. María, Madre de Dios, es la única criatura que puede acompañarnos en la oración: porque Dios la hizo nuestra Madre, porque deposito en ella toda la misericordia que nos reservaba, porque la unió a si mismo en forma tal que, mirándola a ella, siempre encontramos la presencia viva de Dios.


CANTOS:



Un canto nuevo (Salmo 9)

Cantemos al Señor, un canto nuevo,

Cantemos al Señor, un canto nuevo;

en ti me alegrare, me regocijare,

y cantare tu nombre, altísimo Señor (bis)

Cantemos al Señor, un canto nuevo,

Cantemos al Señor, un canto nuevo;

mi alma alaba al Señor y canto sus maravillas;

me salvas del malvado, en ti esta mi paz. (bis)

Cantemos al Señor, un canto nuevo,

Cantemos al Señor, un canto nuevo;

esperamos en ti yen tu nombre Señor,

porque tu no abandonas, al que busca tu nombre. (bis)


OFERTORIO:

Te ofrecemos Padre nuestro

C

TE OFRECEMOS PADRE NUESTRO

G7

CON EL VINO Y CON EL PAN

NUESTRAS PENAS Y ALEGRÍAS

C

EL TRABAJO Y NUESTRO AFAN

D G

COMO EL TRIGO DE LOS CAMPOS

D G

BAJO EL SIGNO DE LA CRUZ

D G

SE TRANSFORMA EN NUESTRAS VIDAS

D G

COMO EL CUERPO DE JESÚS

CORO: TE OFRECEMOS PADRE NUESTRO...

A LOS POBRES DE LA TIERRA,

A LOS QUE SUFRIENDO ESTÁN,

CAMBIA SU DOLOR EN VINO

COMO LA UVA EN EL LAGAR.

CORO: TE OFRECEMOS PADRE NUESTRO...

ESTOS DONES SON EL SIGNO,

DEL ESFUERZO DE UNIDAD,

QUE LOS HOMBRES REALIZAMOS,

EN EL CAMPO Y LA CIUDAD.

CORO: TE OFRECEMOS PADRE NUESTRO...

ES EL PUEBLO QUIEN TE OFRECE,

CON LOS DONES DEL ALTAR,

LA NATURALEZA ENTERAS,

ANHELANDO LIBERTAD.

CORO: TE OFRECEMOS PADRE NUESTRO...

GLORIA SEA DADA AL PADRE,

Y A SU HIJO REDENTOR,

Y AL ESPIRITU DIVINO,

QUE NOS LLENAN CON SU AMOR

CORO: TE OFRECEMOS PADRE NUESTRO...


comunión

Tras las huellas del Padre

Me hicieron de barro un día, de la nada me sacaron;

me pusieron en el camino, camino que se hace andando.

Me fijaron norte y guía, de clara luz y muy cercano

pero al pisar mal en la senda, lo perdí, se me ha olvidado.

coro:

¿Dónde estas, Padre? Te estoy buscando;

pronto he de hallarte o moriré andando.

¿Dónde estas, Padre? Te estoy buscando;

pronto he de hallarte o moriré andando.

Pero antes de morir quiero, pasear junto a tu lado;

cegar mis ojos de luz viva y tras cegarlos, ver claro

Porque el camino que he tomado, tu senda, la he desviado.

Voy tras ti cerrando los ojos, y tras ti, iré andando. Coro


SALIDA:

Te den gracias

coro:

Te den gracias todos los pueblos,

que todos los pueblos te den gracias

Te den gracias todos los pueblo,

que todos los pueblos te den gracias

Señor, Señor, Señor, gracias te damos,

por esta misa que hemos celebrado,

tu Cuerpo y Sangre ya hemos recibido

volvemos a la vida entusiasmados coro

Señor, que bien se vive aquí en tu casa,

en Cristo siempre unidos como hermanos,

Señor, que sea esto un anticipo

del cielo que ya estamos contemplando. Coro

Su hermano en Cristo el carpintero.


Etiquetas:

0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio