Una total y verdadera conversion

Dios nos da signos de su providencia y de su bondad en los acontecimientos diarios. Cuando nos invita a fijarnos en el arco iris para que recordemos su alianza con la humanidad, de que nunca más será destruida por las aguas de un diluvio.

Si comparamos entre el diluvio y el bautismo; la diferencia es que, en el diluvio, el agua destruyo una vida de pecado y en el bautismo iniciamos una nueva vida con Cristo y en Cristo, ya que Él murió por nosotros para salvarnos, aun por los que ya habían muerto, pues el nos dice la Escritura: “fue a proclamar su mensaje a los espíritus encarcelados que habían sido rebeldes en los tiempos de Noe”.

Por nuestra limitación humana, no alcanzamos a comprender su gran sacrificio y así también la magnitud de su gran amor por toda la humanidad. Es por eso, que debemos empeñarnos en corresponder a ese amor, dejando que Él dirija nuestra vida, permitiendo que nosotros vayamos disminuyendo, para así poder reflejar su imagen en nuestro diario vivir.

Cuando en Marcos 1,12-15 nos dice “El tiempo se ha cumplido” llega a su tiempo la larga espera del pueblo judío. Los tiempo fijados por Dios, han llegado y la manifestación de Dios anunciada por los profetas esta muy cerca.

“Cambien su caminos, es igual que decirnos “conviértanse”. Nos esta invitando a la conversión, a despojarnos de todo lo que nos impide escuchar, ver y crecer.

Escuchar su palabra, pero también ponerla en práctica. Ver los acontecimientos diarios, ver a Jesús en el hermano, creer en que Él murió y resucito glorioso. Creer que somos hijos de un mismo Padre por lo que ha mandado a nuestros corazones el Espíritu de su propio Hijo.

Y si queremos meditar y descubrir su presencia, tener una relación mas directa entre nuestro espíritu y el de Dios, es Él mismo el que hace surgir de nosotros la respuesta. Es dejar ser guiado y transformados por Él, dejarnos conducir por Él mismo a esa total y verdadera conversión.

Su Hermana en Cristo

Sra. Lourdes Tovar.

MMC Vox Christi