Canto de Entrada
Canto de Entrada
El actual Salmo o Canto de Entrada es producto de la evolución de
El "Ordo Missae" de nuestro Misal romano dice al respecto:
“ ...todo lo que precede a
Y más específicamente:
“ Reunidos el pueblo, mientras entra el sacerdote con sus ministros, se da comienzo al canto de entrada. El fin de este canto es abrir la celebración, fomentar la unión de quienes se han reunido y elevar sus pensamientos a la contemplación del misterio litúrgico o de la fiesta, introduciendo o acompañando la procesión del sacerdote y ministros”.
El cántico de entrada, por tanto, invita a la gente a entrar al Templo y crea una atmósfera de celebración. Debe iniciar tan pronto el sacerdote, sus ministros y lectores están listos para entrar, justo al terminar de leerse la monición de entrada (si es que hay). El cántico debe terminar tan pronto el Sacerdote esté listo para iniciar la celebración. En este punto, lo importante es no prolongar innecesariamente el canto, haciendo esperar mucho tiempo al sacerdote. En caso de ser necesario, unos segundos de cortesía para terminar la estrofa ya empezada son de sentido común y muy convenientes.
El canto de entrada:
Congrega a la comunidad.
Rompe con la vida ordinaria y crea el ambiente necesario para dialogar con Dios.
Acompaña la procesión de entrada hasta el final, es decir, hasta que el sacerdote llegue a la sede.
Si es una misa incensada, se canta hasta que el sacerdote llegue a la sede.
Debe tener relación con el tiempo litúrgico o la fiesta que se celebra.
Debe facilitar la participación de todo el pueblo, promoviendo así la unidad.
Ordinariamente debe ser un canto en el que tome parte
Un buen canto de entrada es aquel que por su texto y melodía adecuada a éste contribuye a conseguir la doble meta de avivar la conciencia de comunidad de creyentes y prepararlos a participar de
El canto de entrada no es un rito en sí mismo. Su carácter es funcional ya que acompaña al rito de la procesión de entrada, lo embellece, lo enmarca y establece la pauta y ambiente adecuado para toda la celebración. Debe tener más carácter de marcha, de himno, que de meditación.
Para su ejecución hay varias posibilidades:
Himno estrófico con estribillo
Himno estrófico cantado por todos
Salmo con antífona-respuesta
Un arquetipo actual del canto de entrada es el canto "Qué alegría cuando me dijeron" de Miguel Manzano:
1. Su texto es el Salmo 121 (122)
2. Ese Salmo nos habla de la entrada del pueblo a
3. La música es festiva, sencilla, adecuada al sentido del texto. Pareciera más conveniente su uso durante el Tiempo Ordinario, o de manera especial en las celebraciones de la dedicación de alguna Iglesia.
En el caso de las "Misas con niños", un buen ejemplo de un cántico de entrada es "La Misa es una fiesta" de Cesáreo Gabaráin.
Entonar con claridad la parte del pueblo. Es conveniente siempre un ensayo previo.
No cambiarlo con demasiada frecuencia. Es conveniente sostener el mismo durante un tiempo razonable para que
Calcular su duración hasta que todos los ministros lleguen a su sitio.
Estar atentos para “reactivar” su entonación por parte del pueblo.
No omitirlo aún cuando se haya tocado una ambientación instrumental organística aprobada.
Tomado de: www.enciclopediacecilia.org
Su hermano en Cristo el carpintero
Etiquetas: Cantos de la Misa
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